...SE ACABÓ LA RABIA
—En esta sala, solamente, veo cinco o seis que tendrían motivos para asesinarle —desvía la conversación Polifemo—. Por ejemplo, en esta mesa mismo tenemos a Prometeo, o en la de allá a Atlas, o más lejos Sísifo. Los tres fueron castigados severamente por Zeus y podrían querer vengarse.
—Quizá ganas, sí; pero no tenemos poder suficiente para enfrentarnos a él. Sólo otro olímpico podría hacerle frente —exclama Prometeo mirando a Poseidón y a Afrodita.
—Yo —grita Poseidón— lanzaré mi tridente contra el primero que intente algo contra mi hermano. Eso es lo que tenemos que hacer. Tenemos que estar a su lado. Es una lástima que haya tenido que traer a este mindundi porque no se fía de nosotros.
Te sientes insignificante. Miras a Heracles. Éste te guiña el ojo amigablemente. Te hace recuperar el vigor e, incluso te atreves a preguntar.
—¿Quién creéis que puede ser el traidor?
—Yo voy a vigilar de cerca a Ares. Es el único tan irracional como para intentar a asesinar a Zeus en mitad de la cena —afirma Poseidón—. Resulta odioso para todos. Quizá quiera vengarse de todos nosotros. Podríamos tenderle una trampa .
—Si quieres perder el tiempo, adelante —te dice Afrodita—. Yo interrogaría a Hera. Podrías presentarte como hijo de Zeus. Ya sabes que eso la enfurece. Quizás logres desenmascararla. Últimamente se pasa el día hablando de la nueva diosa, dice que ysi los tiempos cambian, que el papel de la mujer no debe estar subyugado al del hombre. Parece olvidar que desde siempre nuestro papel ha sido levantar la pasión amorosa entre el género masculino. No me extrañaría que quisiera derrocar a Zeus para que, por primera vez, una mujer reinara sobre el Olimpo.
Dudas. Tienes dos hilos por los que empezar a tirar de la madeja; pero no sabes cuál elegir.
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