Agenda electrónica: Hermes

NACIMIENTO:

Nacido de Zeus y Maya, hija de Atlas, en una caverna del monte Cilene, en Arcadia. Este dios manifestó desde su más tierna infancia las dos cualidades principales a las que se vinculan todas sus funciones divinas, muy diversas: la inteligencia astuta y la movilidad.

INVENTOS:

Al poco de nacer consiguió desembarazarse de sus pañales y con el caparazón de una tortuga, que encontró delante de la gruta, fabricó un nuevo instrumento musical, la lira. Luego de dirigió a Tesalia, donde robó cincuenta vacas de un rebaño confiado al cuidado de su hermano Apolo, que en aquel momento estaba entretenido en ocupaciones galantes. Escondió a los animales en Pilos, en una caverna. Luego regresó a la gruta y volvió a meterse en su cuna con el aire más inocente del mundo. Apolo, señor de las artes adivinatorias, no tardó en enterarse de todo el asunto y acudió a Maya. Ésta le mostró al niño dormido, como un bendito.

Apolo recurrió entonces a Zeus quien, al oir las desvergonzadas mentiras de Hermes, estalló en carcajadas y le ordenó que devolviese el ganado. Apolo, sin embargo, fascinado por los melidiosos sonidos que su hermano extraía de la lira, aceptó cederle el rebaño a cambio del instrumento.

PROTECTOR:

Dios mediador, Hermes es el mensajero de Zeus tanto ante los dioses como ante los hombres. Es él, por ejemplo, quien transmite a Calipso la orden de dejar partir a Ulises y quien revela a este último la planta mágica que le protegerá de los hechizos de Circe. Intérprete de la voluntad divina, desempeña en este sentido una función auxiliar junto a muchos héroes: Heracles, a quien proporciona su espada y al que protegerá muchas veces; Perseo, al que entrega el casco de Hades y las sandalias aladas; Frixo y Hele reciben de él el carnero alado de vellocino de oro que les salvará de la muerte.

Los propios inmortales le deben mucho: salva a Ares cuando estaba prisionero de los Alóadas, socorre a Zeus en su lucha contra Tifón y el señor de los dioses se pone en sus manos para que le ayude a desbaratar las venganzas urdidas por la celosa Hera para matar al gigante Argos, guardián de la joven Io, por ejemplo, o llevar a lugar seguro al pequeño Dioniso.