Le preguntas
—No, si alguien hay aquí que no sabe nada, ese soy yo —te responde—. Ni siquiera lo sabía al llegar, me enteré en la mesa.
—¿Y de saberlo, hubieras venido? —le preguntas recordando las palabras de Zeus.
—Sí —te responde rotundo—. Vendría hasta sabiendo que yo soy el primer plato. Cualquier cosa por abandonar durante un rato el mundo subterráneo. Lo que me da lástima es que Perséfone no pueda acompañarme por culpa de Deméter, la química.
Decides dejarlo. Esto no va a llevarte a ninguna parte.
—¿Y quién crees que podría decirme algo? —le preguntas.
—Sí hay alguien que sabe algo, ese es mi hermano Poseidón —afirma—. No sabes tú que las noticias y los rumores siempre han navegado. Antes, eran los marinos los que las llevaban hacia cada puerto y, ahora, navegan por Internet.
Lo dejas riéndose de su lección histórica y te diriges hacia Poseidón.