—Te estaba esperando. Sabía que vendrías —te dice al sentirte llegar.
—He tenido dificultades, pero por fin, creo, que voy por el buen camino.
—A veces el camino más claro, es el más difícil —te responde—. Yo te lo enseñaré.
Tiresias se levanta y te pide que le sigas. Te apartas con él.
—Alguien te ha mentido hoy sobre tu destino. Y en esta sala sólo hay un dios que podría hacerlo. Ese es el culpable —afirma rotundo.
Te molesta que no sea más claro.
—Pero necesitarás de un león que te proteja, al que venció al león de Nemea. Si no, no llegarás a buen puerto —te aconseja.
Tiresias se aleja de ti.
¿El león de Nemea?
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